Nada mas llegar a Riomolín, que es el comienzo de la senda que nos lleva a las Lagunas Chauchinas, lo primero que se aprecia es la presencia de un monumental ejemplar de tejo, se trata de un ejemplar centenario, que ahora no parece estar pasando por sus mejores momentos, según se me informa, parece que se vio afectado por vertidos fecales que ya fueron desviados con posterioridad.
La Pendiente se suaviza, y mezclados con hayas y acebos aparecen varios ejemplares de tejos jóvenes y algún resto de otros ancianos ya desaparecidos.
Según la altura se va haciendo mas elevada, el bosque de hayas que en estas fechas se encuentra desnudo de hojas, nos deja ver a la otra orilla del río un pronunciado acantilado, en el cual dos buenos ejemplares de tejo se encuentran agarrados a las rocas, en un equilibrio espectacular.
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